La mejor de las historias es la personal, la que hacemos cada día; el mejor de los momentos, el que decidimos abrazar, el que nos detiene y nos recuerda preguntar: ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis bendiciones? ¿Estoy dando gracias o sólo me quejo? ¿Adónde voy y con quién quiero ir? ¿Realmente me estoy encaminando a ese lugar siendo mi mejor versión?
Este año navidad en mi corazón ha sido un tiempo de decir ¡alto! de calibrar la brújula y conectar con el corazón. Les dejo con todo mi amor esta reflexión.